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lunes, 17 de marzo de 2014

Poemas para una exposición (I)

La travesía hacia Schreckenstein (1837), de Ludwig Richter.

Óleo sobre lienzo.




           Tanta educación apesta.

         La languidez de su mano es tan sólo
una máscara ocultando unos dedos
deshojados por el paso del viento,
por la espera infructuosa
de la lluvia que nunca llegará.
No podrá borrar su pérdida
esa lluvia que no cae,
que no limpia sus rizos
abanicados por las cataratas del arpa.

         Su mano enmohecida por las lágrimas;
la red inextricable de sus ojos;
pero insufriblemente inalterable
su rostro cobija cierto rencor.

         Al fin y al cabo,
las palabras nunca hicieron
más daño que el necesario.

         El río sigue su correr distante
peinando espumas en ramas de olivo.