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lunes, 30 de junio de 2014

LOS CUERPOS EXTRAÑOS: la nueva de Vila y Chamorro.

     Han pasado diecinueve meses (como el embarazo de un elefante hembra) desde que Lorenzo Silva obtuviera el Premio Planeta con La marca del meridiano. Poco más de año y medio ha tardado el prolífico autor en proponernos un nuevo caso —el séptimo ya— de la pareja de la guardia civil formada por Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. Y los seguidores de la serie (que somos multitud), comenzábamos a impacientarnos.
        Los cuerpos extraños es una novela que leemos casi sin darnos cuenta, con la sensación gratificante de que los hechos suceden por su propia inercia: un logro estilístico de Lorenzo Silva que con cada entrega va puliendo más y más, y que demuestra el afán de superación de un autor que no parece tener miedo a ningún género novelístico.
       Esta vez los picoletos de marras han de resolver el asesinato de la alcaldesa de una localidad de la costa levantina. El anonimato de la ciudad y los chanchullos urbanísticos que están en el germen del crimen dotan a la novela de un prurito de universalidad: nuestra costa ha sido el crisol y el pozo ciego del negocio del ladrillo —en todas sus vertientes: las malas y las menos malas—, la cara visible de la corrupción y del mamoneo urbanístico. En las diversas entrevistas que ha prodigado para la promoción del libro, el escritor madrileño no oculta el origen primigenio de la novela: el asesinato del alcalde de Polop unos años atrás. ¿Lo recuerdan?
      Chamorro y Vila se mueven entre informes e interrogatorios y hacen evidente que la solución del problema puede llegar a partir de cualquier dato por insignificante que este sea. Como la mayoría de las novelas de la serie, no se trata de una novela negra prototípica —no hay tiroteos, ni mujeres fatales, ni muestras cínicas de un protagonista de vuelta de todo; hay poco tabaco y menos alcohol—. Más bien se asemeja a una novela enigma, al clásico whodunit británico, pero con los colores mediterráneos y la puntillosidad del trabajo serio y ordenado de las fuerzas policiales. Los interrogatorias ante el juez de instrucción  y los trámites burocráticos pertinentes han sustituido a las recreaciones del crimen o a las largas explicaciones en salones victorianos donde el detective, casi siempre amateur, exponía la verdad del asunto ante una caterva de sospechosos pálidos y ahítos de té. Los cuerpos extraños es, en el fondo, una novela de corte clásico, pero actualizada, cercana… lamentablemente demasiado cercana.
       Lorenzo Silva se mueve como pez en el agua en el estanque cenagoso del lenguaje legal (no olvidemos que ejerció como abogado durante varios años), de las instrucciones procesales y de la jerarquía de la Benemérita. Eso sí, desde los orígenes de la serie (El lejano país de los estanques, 1998) los personajes han ido creciendo sobre todo psicológica y anímicamente. Ahora las cuestiones personales se inmiscuyen cada vez más en el devenir policiaco de la trama, aunque sin molestar; tanto es así que en ocasiones las preferimos a la aridez de la instrucción procesal y a la puntillosidad de los mecanismos de la legalidad. El afán por buscar la verosimilitud en el autor es proverbial y ello hace que al dejar de lado la ficción, la historia pierda cierto atractivo. Pero todo sea por el bien de la verosimilitud. En ese sentido la novela no admite ningún reproche.
       Lectura, pues, muy recomendable y con la que dejarse llevar por el devenir de su argumento y la soltura de su estilo, convenientemente oculto bajo una sombrilla y con los pies enterrados en la cálida y fina arena de nuestras playas (u otras); o, si se prefiere, en la penumbra de la persiana bajada en el fresco interior de una casa de nuestras sierras (u otras).

        Los cuerpos extraños es otro eslabón recio y firme de esa cadena que Lorenzo Silva lleva ya dieciséis años construyendo: una cadena que pretende circunscribir, delimitar y contar la historia de la España de las últimas décadas. Como anunciaba una clásica serie de televisión: la historia de un país es la historia de sus crímenes.

Lorenzo Silva
Los cuerpos extraños,
Ed. Destino. 348 pp,