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domingo, 15 de junio de 2014

CHESTERTON INCOMBUSTIBLE


   
    Se sorprende mi amigo Fernando Lindes (Librería 80 Mundos, en Alicante) de la gran cantidad de títulos de Chesterton que encuentra en sus surtidos anaqueles. Se justifica esta sorpresa porque confiesa no haber leído ninguno de los libros del genio inglés. Los chestertonianos —como un servidor— nos sorprendemos de que no estén a la venta muchos más volúmenes. No es el señor Lindes mal lector —doy fe de ello—, pero ocurre con Chesterton una situación en España cuanto menos peculiar. Durante el franquismo, sus obras se vendían como muestras de literatura católica; años después adoptaron la etiqueta de “literatura juvenil” (en Anaya, por ejemplo). La obra del autor inglés fue mostrándose bajo membretes que ni eran fieles al original ni justos. Recientemente la editorial Valdemar, la valenciana Pre-textos y luego El Acantilado nos han mostrado un Chesterton tan completo como genial; porque no puede ser otro el calificativo con el que debemos describir a este orondo y lúcido autor nacido en Londres en 1874 y muerto en 1936.
     La caducidad de los derechos de autor de sus obras ha propiciado, sin duda, esta proliferación de nuevas publicaciones: su Autobiografía, sus artículos en Correr tras el propio sombrero y la genial Herejes, en El Acantilado; esa confesión irónica y lúcida que es Ortodoxia, en Editorial Alta Fulla; sus relatos policiacos en Valdemar. Toman el testigo ahora la cordobesa El olivo azul y la católica Encuentro. La primera nos trae una antología de diecisiete relatos —la mayoría inéditos— que recorren el segmento temporal que comprende desde 1891 (dieciséis años tenía Chesterton cuando pergeñó ese humorístico divertimento que es «Tratado elemental de demonología») y llega hasta mediados de la década de 1930 con el magistral policiaco «El hombre que mató al zorro». No recomiendo a mi amigo Fernando este volumen, que parece más pensado y confeccionado para los conocedores e incondicionales del autor británico. La lectura de los relatos muestra una evolución en la trayectoria de Chesterton y también la corroboración de una verdad que ya suponíamos: su fidelidad constante a unos temas obsesivos (el poder y sus consecuencias; la verdad como elemento de discursión; el perspectivismo como factor imprescindible de conformar la realidad); el dominio asombroso de una técnica basada en los juegos de palabras y las paradojas, que lejos de confundir crean en el lector la necesidad de reflexionar.
     La publicación, en un solo volumen, de los cinco libros de relatos protagonizados por el padre Brown (cincuenta narraciones en total), junto a tres nuevos cuentos —no todos completos— inéditos en nuestro país, se nos muestra como la mejor introducción, y también el mejor homenaje, a la capacidad creativa de Chesterton. Hasta la fecha los degustadores de las aventuras del curita de Essex debíamos saltar de editorial a editorial —con paradas en librerías de viejo y también en los originales en lengua inglesa—. La aparición de este volumen debe enorgullecernos a todos los buenos degustadores de literatura y servir como acicate a aquellos que todavía no se han acercado (los pobres) a la prosa absorbente, hipnotizadora e irremediablemente humorística de uno de los mejores escritores en lengua inglesa del siglo XX. Este voluminoso libro aparece como la prueba de uno de sus más recordados enunciados, y que he tomado como encabezamiento de mi blog: “Lo más increíble de los milagros es que suceden”.

G. K. Chesterton,
Tratado elemental de demología,
El olivo azul, Córdoba, 2008. 169 pág.

El padre Brown. Relatos completos,
Encuentro, Madrid, 2008. 1.054 pág.