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sábado, 18 de febrero de 2017

EL MENTIROSO, una pequeña gran novela de Henry James

   
      Mi amigo Mario Martínez Gomis me comunica, entre indignado e irónico, que muchos universitarios ignoran quién fue Charles Dickens. Me lo ha dicho antes de que me sentase a redactar esta breve reseña. Evidentemente mucho menos han de conocer a Henry James. Francamente no me importa en demasía: ellos se lo pierden. Si estas pobres líneas ayudan a que alguien —aunque sea uno solo— se acerque a la obra de Henry James (o a la de Dickens, ya que lo hemos mencionado), estaré contento.

Resultado de imagen de el mentiroso Henry James     Por supuesto yo no iba a comenzar así mi artículo. El autor, considerado por muchos críticos como el padre de la novela contemporánea, requería un tono más serio y académico. De hecho tengo junto a mí el volumen The Future of the Novel, que es una colección de breves ensayos y de prefacios en los que Henry James (Nueva York, 1843- Inglaterra, 1916) expone sus ideas sobre la novela como género literario. Comentar El mentiroso en relación con las ideas de James ya citadas me parece —a tenor de mi primer párrafo— no solo absurdo, sino fuera de todo lugar.

    Si escribo esta reseña es porque El mentiroso me ha parecido una novela excelente, que contiene una gran cantidad de elementos destacables y reseñables; asimismo está presentada en una  pulcra edición que no desmerece, a cargo de la editorial Funambulista, y dentro de su colección “Los intempestivos”. Tal vez esto es suficiente para algunos de ustedes —¡no lean más! ¡corran a comprarla!—. Los que todavía no están convencidos tendrán que seguir leyendo...

      Henry James la escribió en 1888. Tenía cuarenta y cinco años y ya había publicado algunas de sus grandes obras como Daisy Miller, Washington Square y Retrato de una dama. Ese mismo año iba a sacar a la luz esa pequeña filigrana de ironía y sutilezas que es Los papeles de Aspern. Todavía habría de tardar diez años en fabricar la que, para quien esto escribe, es una de las novelas más completas que existen: La vuelta de tuerca (inabarcable, alucinante, cambiante con cada nueva lectura). Y ya en el siglo XX iba a regalarnos con Las alas de la paloma y La copa dorada, por poner algunos ejemplos de su gran producción narrativa (Es obvio que este párrafo está dedicado a aquellos que nunca oyeron hablar de Henry James).

    No hay en El mentiroso ni aventura ni deseo, no hay malabarismos técnicos ni escenas impactantes. Aparentemente es una novela lenta y aburrida donde los personajes dialogan y dialogan, dejando pasar indolentemente el tiempo y las horas. Escrita en tercera persona, la novela tiene la apariencia de una pieza de bisutería bonita pero inútil. Y digo “tiene la apariencia”, porque en el fondo la obra —para un lector avezado y explorador— profundiza en muchas cosas. Bajo la aparente cotidianidad y vulgaridad burguesa, la novela nos desvela la capacidad de imaginación de las personas; compara la pintura con la escritura; describe las interioridades matrimoniales y los lazos invisibles pero férreos que las mantienen; habla sobre los solitarios infelices y sobre los felices casados; sobre la mentira y sobre la verdad; sobre la percepción. No obstante su brevedad es una novela grande. Y me importa un ardite que ningún universitario sepa quién fue Henry James. La buena literatura —y esta obra está fabricada con plata de ley— no precisa de más anuncios que su calidad: ese es su principal valedor y su mejor heraldo.


Resultado de imagen de el mentiroso Henry James    A estas alturas el lector se habrá dado cuenta de que no he hablado del argumento. En Henry James no es lo más importante. El ritmo de la narración, la oportunidad y precisión de los diálogos —con una admirable traducción a cargo de Pilar Adón— y los juegos de perspectivas son el sostén principal de sus novelas. La oración con la que se abre la novela es ya, por sí misma, toda una lección de ritmo, de condensación y de presentación del ambiente: “El tren llegó con media hora de retraso y el traslado en coche desde la estación a la casa de campo duró más de lo previsto, de modo que. cuando llegó, los invitados ya se habían retirado a vestirse para la cena”. Lo que sigue son ciento cincuenta páginas que usted debería leer y que yo, a buen seguro, no me cansaré de releer.

Henry James

El mentiroso, Editorial Funambulista, Madrid, 2005. 175 páginas.