¿IMPORTA?
Publicada en nuestro país hace cinco años, la novela Nada, de Janne
Teller (1964), vio la la luz de los escaparates daneses por vez primera a principios de los 90. Gracias a la
contraportada me entero de que un montón de críticos la aclaman como una novela
fundamental de nuestra época (“A la altura de un Premio Nobel”, afirma uno); la
propia autora notifica que la novela tuvo (y seguirá tenido, imagino) muchos
detractores: escuelas de Dinamarca y Noruega que la prohibieron a su alumnado
(que me explique alguien cómo puedo yo prohibir un libro a mis alumnos… si
antes no les he dicho que debían leerlo); librerías francesas que se negaron a
venderlo (imagino que ganaban suficiente con otras ventas); padres alemanes
impidiendo que sus hijos lo leyeran, aun siendo lectura escolar obligatoria
(riete tú del follón de
La primera palabra que me viene a la mente
tras concluirlo es DESCONCIERTO.
Desconcierto porque no entiendo los
vituperios exagerados (¿ha sabido alguna vez la gente la definición de “novela”?)
ni los grandes elogios: el libro es notable, pero ya está. Tiene a favor la
brevedad (que lo hace más contundente), el empleo de una prosa funcional
(imagino que se deberá a que la historia la relata una muchacha de veintidós
años, recordando los hechos acaecidos cuando contaba con catorce; o a que la
autora no sabe hacerlo de otro modo, que también puede ser, claro), el atractivo punto de partida —nada
original, por cierto; aunque, ¿qué hay de original en la literatura a estas
alturas de la película?—: el adolescente Pierre Anthon llega a la conclusión de
que en esta vida no importa NADA y se encarama a un ciruelo (¿y por qué no se
ahorca de él?), desde donde empieza a lanzar dudas existenciales cual profeta nihilista
—¿ningún crítico ha hablado antes de su ilustre antecesor: Cosimo Piovasco de
Rondò quien, a los doce años, trepó a un acebo y no volvió a descender? Es El barón rampante (1957) de Calvino.
Voy a recomendarla a mis alumnos; les
convenceré con que el libro es delgado, la letra es grande, hay mucho diálogo y
los párrafos son breves; además, si no les gusta siempre puede servir para
calzar una mesa. Espero que sus padres (no) se escandalicen. Tal vez alguien lo
ha leído y me dé una alegría (por leerlo, claro). Quizás él o ella puedan
ayudarme a entenderlo mejor, puedan mostrarme ciertos detalles que yo no he
podido ver, me hagan solventen las dudas sobre ciertas inconsistencias argumentales
—Pierre Anthon es derribado del árbol a pedradas; si nada importa, ¿por qué
cura sus heridas?—. Estoy seguro de que, no siendo un adolescente, no he sabido
captarlo en su totalidad. Va a ser eso, seguro. Y di no es eso... ¿qué importa?
Janne Teller,
Nada, Seix Barral, 2011. 158 páginas.
Tu sentido del humor está más afilado que nunca en esta reseña. He localizado el libro en la biblioteca pública de Alicante. A ver si le encuentro el sentido.
ResponderEliminarUn abrazo.