
Desde los impactantes primeros párrafos,
Juan Retana nos lleva por una Barcelona de callejuelas estrechas y húmedas, por
un mundo oculto al de las grandes avenidas. Prostitutas, chulos, políticos y
policías corruptos, matones, tahúres y trepas inmisericordes pueblan sus ciento
treinta páginas, en las que no hay espacio para las convenciones (ni los
convencionalismos); y donde el lector hallará ecos y guiños a la Barcelona de
Mendoza y Marsé; pero también a Las máscaras del héroe de Juan Manuel de
Prada.
La génesis de la novela son las preguntas
de un joven universitario a la vieja Adela, la prostituta protagonista, quien
se ve obligada a recuperar un pasado que ya creía muerto. La acción, entonces,
se centra en la inmediata postguerra española, en una Barcelona que disfruta de la
victoria pero que está poblada por los derrotados (aunque muchos no se
conformen con serlo). La venganza de Adela es la columna que vertebra el resto
de acontecimientos de la novela; pero también es el hilo que mueve a unos
personajes frustrados y marcados por la infelicidad, por el deseo y por el
odio: Angustias, la prostituta samaritana; el avispado y emprendedor Primitivo
Borrás; el doctor Soler, que prueba en su carne la herida de la derrota; el
obcecado Roque Arcaya, quien no puede dejar de cumplir una promesa; el pequeño
Javier creciendo a base de la inquina y la mugre que lo rodean; el tramposo a
la vez que infeliz Papallona, condenado a ganar siempre; el falsificador
Avelino y su mala suerte. Un puñado de perdedores, de antihéroes que coinciden
y pululan en los mismos tugurios, timbas, prostíbulos y cárceles.
No importa
tanto la venganza de la protagonista como el fresco de una época rancia e
hipócrita, falsamente tranquila, de una sociedad alzada sobre las víctimas de
una contienda civil: unas víctimas que muchos años después todavía seguían
arrastrando su estigma por los callejones más estrechos y sucios de este país.
Juan Retana,
Del rencor y la memoria,
editorial Agua Clara, 2006. 132 páginas.
He consultado el libro en Azorín y está en depósito, lo cual significa que no se puede sacar. Por cierto, feliz año.
ResponderEliminarUn abrazo.
La fuerza narrativa de este escritor se muestra en esta obra con toda su crudeza
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