Este año se
cumplen 140 años del nacimiento del escritor inglés y en junio, 85 de su
muerte. Liberadas sus obras de los derechos de autor es obvio que, desde hace
unos años, las ediciones se hayan multiplicado. No obstante, el escritor inglés
nunca conoció impedimentos para ver publicada su extensa obra en nuestro país.
G. K. Chesterton
dio a luz sus primeros escritos con sólo diecisiete años. Teniendo en cuenta
que vivió hasta los sesenta y dos, no es difícil deducir la enormidad de su
obra: más de doscientos cuentos, media docena de poemarios, miles de artículos
periodísticos, decenas de ensayos y de novelas, dos obras teatrales, quince
biografías y una autobiografía.
Uno de los
libros más curiosos es The Surprise,
una brevísima obra teatral escrita en 1932 y que nunca fue representada.
Apareció publicada en 1952 con un prólogo de la autora de novelas policiacas
Dorothy L. Sayers.
Los cinco libros
protagonizados por el padre Brown (La
inocencia o El candor del padre Brown,
La sabiduría del…, La incredulidad del…, El secreto del…y El escándalo del padre Brown) fueron agrupados recientemente en
único volumen publicado por la editorial Acantilado, con nueva traducción.
También hizo lo propio la editorial Encuentro, que recogió traducciones
anteriores —incluida la ya clásica de Alfonso Reyes—, y además añadió tres
relatos inéditos (e incompletos) que quizás formaran parte de un nuevo volumen
del padre Brown que Chesterton nunca pudo terminar. Esta editorial católica nos
ha ofrecido algunas biografías del genio inglés: San Francisco de Asís y Santo
Tomás de Aquino, por ejemplo.
La editorial
Valdemar también ha facilitado al lector una gran cantidad de títulos: junto a
las narraciones protagonizadas por el padre Brown hallamos otros libros de
relatos (Las paradojas de Mr. Pond, El
club de los negocios raros, El jardín del humo, El hombre que sabía demasiado,
El poeta y los lunáticos, Cuentos del Arco Largo, etc.), además de novelas
tan geniales como El hombre vivo, El
regreso de don Quijote o La esfera y
la cruz.
Pero Acantilado
no ha publicado sólo los 50 relatos sobre el curita de Essex y su amigo
Flambeau —el ladrón redimido convertido en detective privado—. A la editorial
madrileña le debemos cuidadas ediciones de Autobiografía,
de Herejes, de Breve historia de Inglaterra y un compendio de artículos
periodísticos bajo el chestertoniano título de Correr tras el propio sombrero.
A la moda de
Chesterton se sumaron hace pocos años la barcelonesa Alta Fulla, publicando la
traducción que Alfonso Reyes realizó del ensayo Ortodoxia y Pre-textos que, en su colección Narrativa Clásicos,
sacó a las librerías El Napoleón de Notting Hill.
Las editoriales
Acuarela Libros y Antonio Machado Libros se unieron este mismo año para
reeditar la transgresora La taberna
errante. Al igual que la cordobesa El olivo azul, que ha publicado la obra
juvenil del genio británico: Tratado
elemental de Demonología, un compendio de cuentos, y la novela Basil Howe, escrita a los veinte años.
He dejado para
el final la fabulosa labor que durante años Alianza y Anaya —ambas del mismo
grupo editorial— realizaron para dar a conocer la obra de Chesterton. A Alicia
Bleiberg debemos las formidables traducciones de El hombre que era Jueves y de El
candor del padre Brown, esta última (a mi modo de ver) muy superior a la de
Reyes y a la más reciente publicada por El Acantilado. El lector curioso puede
disfrutar de ella en los Libros de Bolsillo de Alianza. La editorial Anaya
utilizó la colección Tus Libros —aparentemente “juveniles”— para regalarnos el
resto de aventuras del padre Brown.
A buen seguro
que el lector podrá citar una docena más de obras no mencionadas aquí, y otras
tantas editoriales que, en España, se han preocupado por extender la producción
de Chesterton: ello es prueba de la actualidad y del interés del público de
este país hacia la prosa alambicada y siempre divertida de aquel inolvidable
urdidor de paradojas.
El otro día encontré algunos libros suyos en la biblioteca pública de Alicante, y me acordé de tu sugerencia de leer a Chesterton, pero como de curas estoy un poco saturado (este año toma mi hijo la comunión) decidí dejar El padre Brown para otro momento. Creo recordar que estaba El hombre que era jueves, cuyo título me pareció enigmático, y alguno más. En fin, lo confieso, me llevé dos cómics de Mortadelo a casa. Es broma. Pillé algo de Alice Munro, que dicen que es la repanocha, y un par de novelas, una de ellas de Eloy Tizón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tampoco hubiera pasado nada si te hubieras llevado a Mortadelo... Yo me sigo riendo un montón con ellos.
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