Este es el título de la séptima entrega de Seudología, la magna obra que el filósofo valenciano Miguel Catalán lleva más de diez años escribiendo en torno a la mentira y sus diversos rostros.
Leo con cierta rabia el siguiente fragmento. No tiene desperdicio:
"Todavía hoy, cuando los ciudadanos disponen de mucha más
información que los campesinos del Imperio Antiguo, oímos ponderar a los
titulares de un ministerio o una dirección general que “el gobierno ha hecho un
gran esfuerzo económico” o “presupuestario” para acometer una inversión,
realizar cierta obra o cubrir cierta demanda social.
El sistema político intenta
invariablemente cargar sobre las víctimas el peso de la apropiación de bienes
de que las ha hecho objeto; unas veces lo consigue y otras no, pero nunca deja
de intentarlo. Así, cuando los gobiernos prevén reducir la pensión de
jubilación no solo cargan a través de sus portavoces contra los jubilados por
la excesiva edad que alcanzan (Christine Lagarde), sino que siempre procuran
dejar la impresión de que la pensión jubilatoria es un regalo o donación
graciosa del Estado o la comunidad, y no
una pequeña parte de la porción que antes ha extraído el Estado del sueldo de
los jubilados a lo largo de toda su vida laboral, siempre mucho más
prolongada que su posterior fase pasiva. Conseguir que los ciudadanos caigan en
la trampa verbal que transforma al sustraído en sustractor es el propósito de
los globos sonda incriminatorios
lanzados desde las instancias oficiales a través de los medios de comunicación
para detectar si la medida antisocial será aceptada por la opinión pública."
No me extraña que sientas rabia. Los gobernantes han dejado de trabajar para nosotros y, en muchos casos, trabajan para llenar su bolsillo. La justicia actúa lenta e injustamente. Solo queda salir a la calle.
ResponderEliminarUn abrazo.